
Foto: Baixell enfonsat, els meus dimonis, Av. los Corales, Arrecife, Lanzarote.
La vida son sucesiones de huidas y retornos a través del tiempo y las emociones, buscando el sentido del orden en un mundo que se está desordenando. Viajamos hacia la experiencia que nos proporciona la memoria de las situaciones vividas, esas que no han quedado en espacios de arenas movedizas, sino las que necesariamente se han anclado en roca y nos permiten tomar prespectiva y entender cada pieza del puzle que es la vida.
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Encontrarse con aquello que no se espera de forma sorpresiva abona nuestro viaje interior, el que convierte lo cotidiano en extraordinario, el que permite darnos cuenta de lo maravilloso que es cruzar destinos y nos enseña que después de un horizonte viene otro y después de un faro llega el siguiente, evitando así hacernos demasiadas preguntas, ya que corremos el riesgo de hallar respuestas y quedar secos.
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La vida es el gran juego de las intimidades, está llena de espejos en los que uno va reconociendo los distintos lugares que trato de plasmar en mi memoria y descubrir en ellos la verdad, que solo aparece cuando se retira el velo que la oculta, facilitando la contemplación en soledad y llegar así incluso a dialogar con el diablo que vive en nosotros.
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Texto dedicado a las sociedades capaces de salir de su error para percatarse del mismo.
En mi soledad he visto cosas muy claras que no son verdad ( A. Machado )